Image by: Christian Gundtoft |
Siempre hemos escuchado hablar
sobre la comunicación, sobre los problemas en la forma de comunicarnos, cómo
saber comunicarse es la clave de una sociedad más armónica y menos violenta.
Comunicar y saber hacerlo es casi la clave del éxito, sonreír siempre, decir
cosas positivas, miles y miles de claves de una buena comunicación es ya casi
un mito y acertijo a descifrar que nos puede llevar a la armonía.
La comunicación carismática y la
escucha profunda pilares de Dragon Dreaming, dos técnicas sencillas, durante
los talleres se hace sonar una campanita todo queda en silencio por 30 segundos
y nos conectamos, nos comunicamos de manera más auténtica y así también más
conectados generamos un verdadero win-win-win.
Todo esto tan sencillo y todo por
desaprender para en realidad poder aplicarlo, hemos venido acostumbrados a
tener la razón, a tener el mejor argumento, generar el mejor debate y
lastimosamente todo esto basado en un gana-pierde, yo hablo mejor que tú,
porque soy más educado que tú, porque tengo más títulos que tú, porque gano más
dinero que tu, no cometo tantos errores como tú… infinitos argumentos que muy
legalmente se han acomodado en nuestra idiosincrasia y cultura, son parte de
nuestras dinámicas familiares y de nuestras “metas” por alcanzar en la vida.
Estamos acostumbrados a un
lenguaje guerrerista, a hablar duro para ser escuchados y golpear con nuestra
voz para poder hacernos a un lugar en el mundo, aquí , en nuestro país y en
nuestra inmensa diversidad están los grandes lobos de la guerra, las victimas
que exigen justicia, los ciudadanos que se consideran de bien y los de mal, los
que aplauden el plomo y ganar la guerra excluyendo a los que son los enemigos
de la paz, como los que creen que acabar con una guerra tan arraigada en el
territorio con prisa solo generara una mala paz y todos al unísono clamando ser
escuchados, creyendo tener una única solución para dar fin a esta barbarie a la
que con naturalidad nos hemos acostumbrado.
Y entonces, como es eso de la
comunicación carismática y la escucha profunda, es poder hablar desde el punto más
genuino, es poder hacer una pausa y expresar lo que somos a pesar de los miedos
o los dragones que se aparecen, porque cuando hacemos una pausa sabemos si
entrar en discusiones es realmente necesario, quizás lo que me causaba tanto afán
emprender no debe ir tan de prisa, puedo escuchar al otro profundamente sin
esperar con impaciencia a que termine de hablar para poder decir lo que tengo
que decir, o , interrumpir con un tono de voz más alto e inclusive es momento de decir lo que pienso
y siento realmente solo desde un lugar más honesto y tranquilo sin tener que
dañar o aplastar el sueño de otro para realizar el mío, esto no quiere decir
que la comunicación carismática carezca de momentos álgidos, donde las
emociones se enredan, los tonos se suben
y es precisamente ahí donde más se usa. Es así, como la comunicación carismática
entra en la cotidianidad, cuando eso de la autenticidad sin necesidad de entrar
en batalla comienza a valer la pena, porque el trabajo en colectivo no quiere
decir que tengamos que perdernos, al contrario, quiere decir que podemos hacer
una red común para llevarnos al puerto en que podamos finalmente celebrar,
recoger la experiencia vivida y reconocernos.
Vernos como individuos auténticos comienza a
tener sentido, porque cuando no estamos jugando a ganar y perder la concepción
del trabajo cambia, los sueños son más genuinos y las potencialidades surgen
con más naturalidad y autenticidad, nos escuchamos con más atención y podemos
expresarnos con más carisma que es natural en todos los seres humanos, es un
mito que el carismático es solo un privilegiado que logro la clave para
cautivar y sin ningún esfuerzo obtener lo que quiere. El carisma es de todos,
no hay que competir por él, ni desarmonizarnos en ese proceso, en una pausa
podemos encontrar nuestro punto más carismático.
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