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martes, 18 de noviembre de 2014

UN SIMPLE CARISMA. Por: Enara Amarillo

Image by: Christian Gundtoft
Siempre hemos escuchado hablar sobre la comunicación, sobre los problemas en la forma de comunicarnos, cómo saber comunicarse es la clave de una sociedad más armónica y menos violenta. Comunicar y saber hacerlo es casi la clave del éxito, sonreír siempre, decir cosas positivas, miles y miles de claves de una buena comunicación es ya casi un mito y acertijo a descifrar que nos puede llevar a la armonía.

La comunicación carismática y la escucha profunda pilares de Dragon Dreaming, dos técnicas sencillas, durante los talleres se hace sonar una campanita todo queda en silencio por 30 segundos y nos conectamos, nos comunicamos de manera más auténtica y así también más conectados generamos un verdadero win-win-win.

Todo esto tan sencillo y todo por desaprender para en realidad poder aplicarlo, hemos venido acostumbrados a tener la razón, a tener el mejor argumento, generar el mejor debate y lastimosamente todo esto basado en un gana-pierde, yo hablo mejor que tú, porque soy más educado que tú, porque tengo más títulos que tú, porque gano más dinero que tu, no cometo tantos errores como tú… infinitos argumentos que muy legalmente se han acomodado en nuestra idiosincrasia y cultura, son parte de nuestras dinámicas familiares y de nuestras “metas” por alcanzar en la vida.

Estamos acostumbrados a un lenguaje guerrerista, a hablar duro para ser escuchados y golpear con nuestra voz para poder hacernos a un lugar en el mundo, aquí , en nuestro país y en nuestra inmensa diversidad están los grandes lobos de la guerra, las victimas que exigen justicia, los ciudadanos que se consideran de bien y los de mal, los que aplauden el plomo y ganar la guerra excluyendo a los que son los enemigos de la paz, como los que creen que acabar con una guerra tan arraigada en el territorio con prisa solo generara una mala paz y todos al unísono clamando ser escuchados, creyendo tener una única solución para dar fin a esta barbarie a la que con naturalidad nos hemos acostumbrado.

Y entonces, como es eso de la comunicación carismática y la escucha profunda, es poder hablar desde el punto más genuino, es poder hacer una pausa y expresar lo que somos a pesar de los miedos o los dragones que se aparecen, porque cuando hacemos una pausa sabemos si entrar en discusiones es realmente necesario, quizás lo que me causaba tanto afán emprender no debe ir tan de prisa, puedo escuchar al otro profundamente sin esperar con impaciencia a que termine de hablar para poder decir lo que tengo que decir, o , interrumpir con un tono de voz más alto  e inclusive es momento de decir lo que pienso y siento realmente solo desde un lugar más honesto y tranquilo sin tener que dañar o aplastar el sueño de otro para realizar el mío, esto no quiere decir que la comunicación carismática carezca de momentos álgidos, donde las emociones se enredan,  los tonos se suben y es precisamente ahí donde más se usa. Es así, como la comunicación carismática entra en la cotidianidad, cuando eso de la autenticidad sin necesidad de entrar en batalla comienza a valer la pena, porque el trabajo en colectivo no quiere decir que tengamos que perdernos, al contrario, quiere decir que podemos hacer una red común para llevarnos al puerto en que podamos finalmente celebrar, recoger la experiencia vivida y reconocernos.

Vernos como individuos auténticos comienza a tener sentido, porque cuando no estamos jugando a ganar y perder la concepción del trabajo cambia, los sueños son más genuinos y las potencialidades surgen con más naturalidad y autenticidad, nos escuchamos con más atención y podemos expresarnos con más carisma que es natural en todos los seres humanos, es un mito que el carismático es solo un privilegiado que logro la clave para cautivar y sin ningún esfuerzo obtener lo que quiere. El carisma es de todos, no hay que competir por él, ni desarmonizarnos en ese proceso, en una pausa podemos encontrar nuestro punto más carismático.

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