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jueves, 5 de noviembre de 2015

Dragon Dreaming. El fin no justifica los medios. Por: Enara Amarillo


Es de todos los días encontrarnos con frases celebres, es posible que todos conozcamos muy bien el discurso de la honestidad, el sano flujo de las cosas, el proceso o frases como: " las cosas se dan en el momento perfecto" "nada es cuando queremos sino cuando tiene que ser" entre otras muchas frases que podría citar aquí. Sin embargo, en una cultura como la nuestra donde lo inmediato es lo más deseado, el proceso de ir hacia eso que anhelamos hacer u obtener es lo más difícil de sostener.

En la sabiduría Dragon Dreaming se dice mucho al emprender un proyecto que "Todo siempre dura más tiempo y todo siempre cuesta más de lo que esperamos" que lo importante no es alcanzar el nodo sino lo que sucede mientras se camina en la línea de canción.

El fin no justifica los medios, alcanzar el objetivo a costa de lo que sea incluso de nosotros mismos, es darle prioridad al objetivo (nodo) más no al proceso y el medio para hacer las cosas, que es finalmente lo que va a dar un resultado satisfactorio, que va a permitir celebrar, recoger para empezar de nuevo.


Nos han educado para llenar logros, una hoja de vida, hacer, hacer y hacer, para no "sentirse quedado", para que cuando miremos la vida importe más lo que hemos hecho de la lista según nuestra edad y así ni siquiera reposemos en lo que realmente queremos sino que traslademos toda la energía a alcanzar eso que "hay que tener" eso que dicen "debemos ser".

En Dragon Dreaming el proyecto y sus nodos se hacen con, sin y a pesar de nosotros, lo que realmente nos lleva al éxito, la celebración y la sostenibilidad es la confianza en el proceso. Esto no es tan sencillo y simple como suena, hay que enfrentar miedos y sombras (dragones), hay que aceptar el estancamiento y celebrar aunque nos cueste, porque por más sabroso que suene, celebrar en nuestra cultura en la mitad de un proceso es sinónimo de vagancia y pereza. Aquí es soltar por un momento para recobrar la confianza, para ver más allá del objetivo y ver como eso que llamamos inteligencia colectiva sigue trabajando a pesar del aparente caos que puede estar ahogando la energía vital del proyecto y sus integrantes. Llegan como siempre los AHA y seguimos adelante, renovados.

Parece ser que dentro de lo conocido y tradicional renovarse no esta tan permitido, porque si paramos, nos damos cuenta que ese afán que llevamos dentro nos esta quitando todo, la pasión, el foco, estar más centrado en lo nuestro. Ese afán de alcanzar el objetivo, nos lleva a mantener las dinámicas de la cultura gana-pierde, no hay espacio para pensar, para discernir y mucho menos para saber que queremos y que no. Sobrepasamos los limites individuales para agredir al colectivo y así sucede día tras día, nos levantamos con prisa, afanados y en apuros, sabemos que no tenemos tiempo y no sabemos a donde vamos. En esa carrera llegan los medios facilistas para hacer todo eso que "esta pendiente" con rapidez y tienen éxito, no importa si nos hacemos daño, no importa si las consecuencias a largo plazo son nefastas. lo que importa es el resultado y entre más rápido mejor, porque hay mucho que hacer y tenemos muchos objetivos y metas por alcanzar.  ¿Y qué hay que alcanzar? No sabemos, pero favor que sea rápido.

Por estas razones es que el fin no justifica los medios, por eso se dan guerras, odio, frustración, devastación, miseria; por esta velocidad impuesta donde el proceso no cuenta, donde hemos perdido la confianza en nuestro propio ritmo porque hemos sido regulados, ya la violencia y el afán la ejercemos nosotros mismos, porque hacer las cosas diferente e ir concentrados en la linea de la vida nos conectaría con la muerte y nos daríamos cuenta que la mitad de nuestros objetivos no están relacionados con lo que quisiéramos dejar en el mundo sino con algo absolutamente ajeno, nos daríamos cuenta que vivimos en automático, supliendo necesidades innecesarias, que no tenemos ni idea quienes somos y estamos lejos de saberlo, finalmente nos atraparía el vacío y veríamos que para huir hemos creado un modo de vida que nos llena momentáneamente y nos quite la posibilidad de vivir una vida propia.

Hacer un proyecto Dragon Dreaming es una aventura inesperada, porque confiar en el proceso en nuestra cultura no es tan fácil, recibir el beneficio de cumplir los sueños puede cambiar el rumbo del "plan de vida establecido", porque atreverse a lanzarse al vacío, a celebrar cuando no se supone que debemos hacerlo, a saber que solo estamos alcanzando uno de los tantos nodos que componen la linea de la vida y que algún día solo llegaremos a celebrar el final de ese gran proyecto individual y colectivo que llamamos vida requiere un pinakkarri (escucha profunda) e invertir muchas de las prioridades que han dirigido nuestros objetivos.

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